Como pueblo del Señor, debemos estar confiado en todo momento, sabiendo que de todo lo que está pasando, el Señor tiene control, nada se le está saliendo de su mano, todo esto está profetizado como señales de su venida, por lo tanto no debemos alarmarnos, sino más bien seguir firmes en nuestra fé, aguardando la bendita y bienaventurada venida del Señor.