José Ignacio Rodríguez Cancio, España
Una de las más trágicas mentiras históricas, que ha hecho historia, es hacer creer al mundo que los filisteos, de los cuales habla la Biblia, son los actuales palestinos. No amigos no, los filisteos eran un pueblo de la antigüedad y los palestinos son un grupo anárquico, que se extienden por todo Oriente y Occidente. Nada tienen que ver genéticamente hablando los unos y los otros. No pretendemos hacer una tesis de un tema histórico como es el de los filisteos, Filistea y Palestina.
El objetivo es sencillamente desconectar psicológica y políticamente el antiguo pueblo filisteo, de la amalgama de árabes llamados palestinos.
Los palestinos no son descendientes de los filisteos, esto debe quedar absolutamente claro. No hay historiador que pueda vincular los filisteos descritos en la mencionada Biblia, con los llamados palestinos de la actualidad. Que ciertos grupos compartan una misma área geográfica, en el pasado y en el presente, no implica que deban estar emparentados. Nadie diría que los modernos norteamericanos son los descendientes de las tribus indígenas del continente americano.
Palestina nunca ha existido como Nación o Estado
Los norteamericanos, como todos sabemos, son igualmente una amalgama de europeos que ocuparon los territorios ancestrales de los nativos americanos. Los filisteos eran filisteos y los palestinos, ya hemos dicho, una amalgama de árabes antijudíos del orbe islamista. Recordemos que el tristemente famoso Arafat, sin ir más lejos, era egipcio. ¿Qué importancia tiene la distinción entre filisteos y palestinos? Mucha desde que se planteó el derecho histórico de los palestinos a tener un Estado independiente, en base al derecho que le otorga la historia.
La realidad es que Palestina nunca ha existido como nación o Estado, ni dependiente, ni independiente, simplemente no ha existido.
En toda la historia nunca ha existido una tribu, pueblo, reino, país, nación o estado que se llamara Palestina. Escuchamos frecuentemente términos como “fronteras del 67” “asentamientos ilegales” o los famosos “territorios ocupados” bien llamados así por estar ocupados por los palestinos. Ninguno de estos términos, está relacionado ni tienen que ver con Filistea y los filisteos.
Los únicos
que han ocupado ilegalmente una tierra en la cual no han vivido sus ancestros, son los mal llamados palestinos, otros no. Se ha sembrado una simplista historia acusando a Israel de ocupar y expulsar a los palestinos de su ancestral tierra. No hay ancestros filisteos entre los palestinos, por tanto difícilmente podrían decir que son sus tierras.
Asistimos a un lavado de cerebro colectivo
Asistimos a un lavado de cerebro colectivo para hacernos creer, a pies juntillas, que los palestinos tienen el derecho de tener un Estado llamado Palestina. Incluso algunos israelíes, cansados del terrorismo islámico palestino, están apostando por la creación, atentos a la palabra creación, de un Estado palestino.
Con la falsa creencia y la nebulosa esperanza de tener paz, algunos están dispuestos a dividir la tierra de Israel y ceder al chantaje terrorista.
Por si fuera poco, la ONU presiona a golpe de resoluciones condenatorias a Israel, declarando además a una Palestina inexistente, como Estado Observador.
La mayoría de los miembros que componen y descomponen la ONU tienen una gravísima responsabilidad en la generación de odio contra Israel. Inquieta el crecimiento del antisemitismo, al que nos enfrentamos de nuevo, en pleno siglo XXI.
Israel se ha enfrentado a guerras y a todo tipo de ataques terroristas de sus vecinos árabes desde su mismo nacimiento. Cuando se van a cumplir 66 años de la creación del Estado de Israel el enfrentamiento armado, lejos de disminuir, aumenta cada día.
Alentados por los progresistas, en extraña coalición con el fascismo internacional, incluido el islamista, Israel es objeto de incomprensión e infamias antisemitas de forma reiterada. La histórica e infame coalición de árabes pro-palestinos, no ha podido echar a los judíos al mar, como era y sigue siendo su propósito.
Los palestinos no quieren construir un Estado, quieren destruir otro, a saber el Estado de Israel. Alegar, por parte del islamismo palestino, derechos históricos ancestrales sobre el territorio geográfico del actual Estado de Israel y querer Jerusalén como su capital, es una aberración histórica que traería la desgracia a Oriente Medio, a Israel como es evidente y al resto de Occidente.
Ya lo dijo el Sr. Aznar: "Apoyemos a Israel, si ellos caen, todos caemos".
http://www.aurora-israel.co.il/articulos/israel/Opinion/56324/
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