Solo sus ovejas oyen su voz y el las conoce y le siguen.

Mas vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen; Y yo les doy vida eterna y no perecerán para siempre, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dió, mayor que todos es y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Juan 10:26-29

jueves, 7 de julio de 2011

Una Revelacion Divina del Cielo / Infierno

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El Señor dijo, “Esta visión es para el futuro, y se va a cumplir. Pero yo regresaré para redimir a mi esposa, mi iglesia y ellos no verán esas cosas. Despertad, oh pueblo mio! Tocad la alarma hasta todas las esquinas de la tierra, pues yo regresaré como dice mi Palabra.”


Ví la serpiente de fuego que estaba en la pierna izquierda del infierno.


Jesús dijo, “Ven y ye, lo que el Espíritu le está diciendo al mundo.”


Yo ví los cuernos de la serpiente de fuego entrar en los cuerpos de la gente en la tierra. Muchos estaban completamente poseídos por la serpiente. Mientras observaba, ví una bestia grandísima levantarse en un lugar grande y convertirse en un hombre. Los habitantes de la tierra corrieron de él, algunos a los desiertos, otros dentro de cuevas, y otros dentro de estaciones de trenes subterráneos y refugios de las bombas —buscaron cualquier refugio que los escondiera de la vista de la bestia. Nadie alababa a Dios, o hablaba de Jesús.


Una voz me dijo, “ Donde está mi pueblo?”


Yo miré de cerca y ví gente caminando como muertos. Había una tristeza desesperante en el aire, y nadie miraba a la izquierda o a La derecha. Pude ver que la gente estaba siendo llevada por una fuerza invisible. De vez en cuando, una voz les habó desde el aire y ellos obedecieron la voz. No se hablaban los unos a los otros. También ví, que el número 666 estaba escrito sobre sus frentes y sobre las manos. Ví soldados a caballo pastoreando la gente como si fueran ganados de vacas.


La bandera americana, sucia y desgarrada, estaba tirada abierta sobre la tierra. No había gozo, risas o felicidad. Ví muerte y maldad por doquier.

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