29 agosto, 2013 at 15:48 /
En lo que supone un golpe a la propaganda de la Administración estadounidense, Carla del Ponte, miembro de la Comisión Independiente de Investigación Internacional de la ONU sobre Siria, declaró a la televisión suiza que los testimonios de las víctimas del ataque químico alrededor de Damasco sugieren de una forma convincente que fueron los rebeldes sirios y no el gobierno los que utilizaron un gas neurotóxico. “Hay fuertes sospechas concretas, pero no todavía no tenemos la prueba irrefutable” de que los rebeldes utilizaran el agente neurotóxico”, señaló Del Ponte.
Por otra parte, la publicación estadounidense worldtribune.com dio a conocer ayer un informe del investigador Yossef Bodansky, que señala que “un creciente número de nuevas evidencias de numerosas fuentes en Oriente Medio -en su mayoría afiliadas a la oposición siria y sus patrocinadores- crean un caso muy sólido, basado también en pruebas firmes, de que los ataques químicos en los suburbios de Damasco fueron una provocación premeditada de la oposición siria.”
El informe señala que estos datos deberían de “situar el “horror” de la Administración Obama en una diferente perspectiva”.
En los días 13 y 14 de agosto (una semana antes del ataque químico en Damasco), fuerzas de la oposición siria en Turquía comenzaron los preparativos de un gran ataque. Los encuentros iniciales entre altos jefes militares de la oposición siria y representantes de la inteligencia estadounidense, qatarí y turca tuvieron lugar en la base militar turca de Antakya, en la provincia de Hatay, que es utilizada como centro de mando y cuartel general del Ejército Sirio Libre. Durante la reunión los altos jefes militares de la oposición, que llegaron de Estambul, informaron de una escalada inminente de la lucha debido a un “acontecimiento que cambiaría el curso de la guerra” y “que llevaría a un bombardeo norteamericano de Siria.”
Estos jefes militares regionales de la oposición debían preparar sus fuerzas para explotar los bombardeos estadounidenses con el fin de atacar Damasco y derribar al gobierno de Bashar al Assad, explicaron. Los oficiales de inteligencia qatarí y turcos aseguraron a los jefes del ESL que ellos suministrarían una gran cantidad de armas para esta ofensiva.
De este modo, una cantidad de armas sin precedentes fue entregada a los militantes sirios en la Provincia de Hatay en los días 21 al 23 de agosto. Sólo en el área de Reyhanli, las fuerzas de la oposición recibieron más de 400 toneladas de armas, principalmente misiles antiaéreos disparados desde el hombro y municiones para ametralladoras. Las armas fueron distribuidas desde almacenes controlados por agentes de inteligencia turcos y qataríes bajo la supervisión de otros agentes de la inteligencia estadounidense.
Estas armas fueron introducidas en Siria en más de 20 camiones y distribuidas en varios depósitos. Tras estos cargamentos varias toneladas de armas más fueron introducidos en Siria durante el fin de semana del 24 al 25 de agosto, incluyendo sofisticados misiles antitanque y cohetes. Estos cargamentos de armas eran, según fuentes de la oposición siria en Hatay, “las mayores” que habían recibido “desde el inicio del conflicto hace dos años”. Las armas han ido a parar a fuerzas rebeldes que operan en el área de Idleb y Alepo, incluyendo a los grupos pro-Al Qaida, que constituyen la mayor fuerza rebelde en el área.
Diversos responsables de la oposición siria y los estados árabes patrocinadores subrayaron que estas armas fueron entregadas en anticipación del impacto que iba a tener el bombardeo de Siria por los estadounidenses y sus aliados occidentales. Los encuentros de coordinación de este ataque tuvieron lugar el 26 de agosto en Estambul. Al encuentro político de coordinación acudió el embajador estadounidense en Siria, Robert Ford. Oficiales de la inteligencia estadounidense acudieron también a los encuentros de coordinación militar en la base turca de Antakya. Los líderes militares del ESL recibieron la información de que el bombardeo tendría lugar en pocos días.
Surge aquí la cuestión del conocimiento que tuvo EEUU de la provocación que se preparaba. Los responsables de la inteligencia estadounidense tuvieron que conocer que la oposición siria esperaba “un acontecimiento que cambiará el curso de la guerra” y que “provocará un ataque militar estadounidense”. Pero incluso si la Casa Blanca no supo con anticipación que la provocación química iba a tener lugar, ellos deberían de haber sospechado que el ataque químico era el “acontecimiento que cambiará el curso de la guerra”. En tal circunstancia, la Administración estadounidense debería de haberse abstenido de acusar a Damasco del ataque químico y amenazar con una represalia, hecho éste que convierte a la Casa Blanca de Obama en un cómplice al menos de tales hechos.
Por otro lado, señala Bodansky, la organización Médicos Sin Fronteras afirmó que los pacientes en hospitales sirios que visitó hablaron de un “agente neurotóxico” sin precisar, lo que podría ser tanto gas sarin, como gases lacrimógenos concentrados o pesticidas de alta concentración. Los diferentes tipos de pestilencias, que describieron algunos testigos, parece coincidir con el “gas sarin casero” que manejan los grupos armados (El gas sarin militar no tiene olor) o agentes improvisados como pesticidas.
En otro incidente, un sirio que acudió a Beirut a buscar ayuda médica fue llevado al Hospital Farhat en la capital libanesa. La Administración estadounidense inmediatamente afirmó que era una víctima del gas sarin y que “habían sido encontradas muestras del mismo en su sangre”. Sin embargo, según el director de Operaciones de la Cruz Roja Libanesa, George Kettaneh, el herido huyó del hospital antes de que pudieran serle extraídas las muestras. Las autoridades libanesas están buscando ahora al misterioso sirio que se halla desaparecido. Esto apunta también a una provocación propagandística para inculpar a Siria.
El 24 de agosto fuerzas sirias hallaron un túnel en Yobar, en Damasco, donde los rebeldes habían almacenado gases tóxicos. Éstos fueron empleados por los militantes en la lucha y varios soldados sirios resultaron intoxicados. Algunos de los ellos se hallan en una condición crítica”. Al día siguiente, al menos cuatro combatientes de Hezbolá que luchaban en el área resultaron igualmente intoxicados.
Bodansky concluye su informe señalando que muchos sirios que no apoyan al gobierno de Bashar al Assad creen ahora que la oposición siria fue responsable del ataque químico del 21 de agosto en Damasco con el fin de provocar un ataque militar de EEUU y sus aliados en Siria. Entre ellos está Saleh Muslim, líder del Partido de la Unión Democrática Kurda (PYD). “El régimen sirio… tiene armas químicas, pero no las utilizaría a cinco kilómetros de donde se hallaba el comité de la ONU que está investigando las armas químicas. Por supuesto, ellos no son tan estúpidos como para hacer eso”, dijo Muslim a Reuters el 27 de agosto. Él cree que el ataque fue “una provocación destinada a culpar a Assad y provocar una reacción internacional”. “Las partes que quieren culpar al régimen sirio son los responsables de este ataque”, añadió.
“Es imposible que la Administración Obama desconozca estos hechos. Así pues, ¿por qué ella se ha apresurado a culpar a Assad? ¿Cómo puede la Administración Obama continuar apoyando a la oposición siria, que ha matado intencionalmente al menos a 1.300 civiles con el fin de provocar una intervención estadounidense?”, concluye Bodansky.
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